Por
Alberto Alejandro Cano Coutiño
Una librería es el
espacio físico donde se venden libros y, lo primordial, el acceso que esta proporciona al público en
general para obtener los ejemplares que ofrece, en cualquier formato, llámese
impreso o digital.
El 21 de junio de 2014,
se da el anuncio del cierre de la librería de Educal en el corazón de
Tapachula, esto desató una reacción de molestia entre la población; a unos días
desde que se dio a conocer la noticia, que llegó rápidamente incluso a los
periódicos, noticiarios de radio y redes sociales, al parecer los únicos que no
se habían pronunciado ante esta noticia, eran las autoridades municipales, y quienes
más tenían que decir al respecto.
De acuerdo a cifras
de la Asociación de Libreros en el estado de Chiapas, se han cerrado en el
estado más de 19 librerías, ya que en el 2007 habían 35 y ahora solo 16, de las
cuales Tuxtla Gutiérrez cuenta tan sólo con 6 de ellas y las demás distribuidas
en diversos municipios, las librerías que han cerrado recientemente son:
Entretente, la librería del IPN, Abastecedora de libros, biblioser, la Ceiba y
la de Cristal.
A pesar de todo, aquí
en Tuxtla Gutiérrez, de las 6 librerías que subsisten, Una de ellas, la
librería Educal está escondida en el centro cultural “Jaime Sabines”, hay personas, que increíblemente no la
conocen, no se le da la adecuada difusión, apenas y tiene cajones de
estacionamiento. Otras librerías importantes son Braulios y el Escritorio
Moderno, de la familia Sánchez, toda una tradición en el negocio editorial, propician la gestión y difusión de las artes, se
conservan a pesar del paso del tiempo.
En la librería el Principito predominan
los textos escolares, y libros de literatura, además de libros técnicos, los de
autoayuda son destacados en las mesas principales. Por otro lado, las librerías
del Fondo de Cultura Económica y Porrúa con convenios con la Universidad
Autónoma de Chiapas, ambas son muy exitosas con el público al que se dirigen,
están bien ubicadas y ofrecen libros baratos aunque no haya descuentos, los vendedores
siempre están disponibles.
Librerías de Cristal
cerró sus labores en junio de 2012. De acuerdo a Domingo Quiroz, ex gerente de
esta librería que estuvo ubicada en la principal plaza comercial de la capital
chiapaneca. Afirma que “los problemas
económicos llegaron en 2009, con el brote de influenza. Aunque hubo un bajón
drástico en las ventas, el negocio pudo mantenerse hasta la primera mitad de
2012 gracias a que logró venderle a dependencias públicas”.
Otro de los problemas
afirma Ahmed, es que “Muchas librerías están descapitalizadas porque en la
actualidad la gran mayoría de los libros de texto no los venden las librerías.
Los venden las editoriales directamente a las escuelas y eso ha permitido
también que bajen sus ventas y que no tengan la suficiente capacidad para
seguir adelante”.
En el mes de mayo
pasado, el Congreso del Estado aprobó la Ley de Fomento para la Lectura y el
Libro del Estado de Chiapas. Esta ley contempla propiciar la generación de
políticas, programas, proyectos y acciones
dirigidas al fomento y promoción de la lectura; fomentar y estimular la
edición, distribución y comercialización del
libro y las publicaciones periódicas.
Además, fomentar y apoyar el establecimiento
y desarrollo de librerías, bibliotecas y otros espacios públicos y privados
para la lectura y difusión del libro; establecer mecanismos de coordinación
interinstitucional con los distintos órdenes de gobierno y la vinculación con
los sectores social y privado, para impulsar las actividades relacionadas con
la función educativa y cultural del fomento a la lectura y el libro.
Esperemos que con
esta ley haya un marcado interés de parte de las autoridades en materia de
políticas públicas para fomentar la lectura, el libro y las librerías.
Como bien dijo el
poeta y ensayista, Leopoldo Sedar Senghor, “Cerrar una librería es como quemar
los libros libro a libro, un incendio del que quizá no somos conscientes los
ciudadanos, porque creemos que aún no nos quema directamente”.
acout600@hotmail.com