martes, 27 de junio de 2017

El ocaso de las librerías en Chiapas


Por Alberto Alejandro Cano Coutiño  

Una librería es el espacio físico donde se venden libros y, lo primordial,  el acceso que esta proporciona al público en general para obtener los ejemplares que ofrece, en cualquier formato, llámese impreso o digital.

El 21 de junio de 2014, se da el anuncio del cierre de la librería de Educal en el corazón de Tapachula, esto desató una reacción de molestia entre la población; a unos días desde que se dio a conocer la noticia, que llegó rápidamente incluso a los periódicos, noticiarios de radio y redes sociales, al parecer los únicos que no se habían pronunciado ante esta noticia, eran las autoridades municipales, y quienes más tenían que decir al respecto.        

De acuerdo a cifras de la Asociación de Libreros en el estado de Chiapas, se han cerrado en el estado más de 19 librerías, ya que en el 2007 habían 35 y ahora solo 16, de las cuales Tuxtla Gutiérrez cuenta tan sólo con 6 de ellas y las demás distribuidas en diversos municipios, las librerías que han cerrado recientemente son: Entretente, la librería del IPN, Abastecedora de libros, biblioser, la Ceiba y la de Cristal.

A pesar de todo, aquí en Tuxtla Gutiérrez, de las 6 librerías que subsisten, Una de ellas, la librería Educal está escondida en el centro cultural “Jaime Sabines”,  hay personas, que increíblemente no la conocen, no se le da la adecuada difusión, apenas y tiene cajones de estacionamiento. Otras librerías importantes son Braulios y el Escritorio Moderno, de la familia Sánchez, toda una tradición en el negocio editorial, propician  la gestión y difusión de las artes, se conservan a pesar del paso del tiempo. 

En la librería el Principito predominan los textos escolares, y libros de literatura, además de libros técnicos, los de autoayuda son destacados en las mesas principales. Por otro lado, las librerías del Fondo de Cultura Económica y Porrúa con convenios con la Universidad Autónoma de Chiapas, ambas son muy exitosas con el público al que se dirigen, están bien ubicadas y ofrecen libros baratos aunque no haya descuentos, los vendedores siempre están disponibles.

Librerías de Cristal cerró sus labores en junio de 2012. De acuerdo a Domingo Quiroz, ex gerente de esta librería que estuvo ubicada en la principal plaza comercial de la capital chiapaneca.  Afirma que “los problemas económicos llegaron en 2009, con el brote de influenza. Aunque hubo un bajón drástico en las ventas, el negocio pudo mantenerse hasta la primera mitad de 2012 gracias a que logró venderle a dependencias públicas”.

El director general del Instituto de Desarrollo Profesional para Libreros (Indeli), Arturo Ahmed, afirma que en los últimos cinco años, han cerrado una de cada 10 librerías de las mil 528 que este organismo detecta en México. Subraya que las razones por las que han cerrado las librerías son la falta de administración y la crisis económica que en los últimos años ha vivido el país. Descarta que la falta de lectores sea un factor que acentúe el problema. “Si fuera por falta de lectores, las ferias de libro no venderían lo que venden”.

Otro de los problemas afirma Ahmed, es que “Muchas librerías están descapitalizadas porque en la actualidad la gran mayoría de los libros de texto no los venden las librerías. Los venden las editoriales directamente a las escuelas y eso ha permitido también que bajen sus ventas y que no tengan la suficiente capacidad para seguir adelante”.

En el mes de mayo pasado, el Congreso del Estado aprobó la Ley de Fomento para la Lectura y el Libro del Estado de Chiapas. Esta ley contempla propiciar la generación de políticas, programas, proyectos y acciones  dirigidas al fomento y promoción de la lectura; fomentar y estimular la edición, distribución y comercialización del  libro  y  las publicaciones periódicas.  

Además, fomentar y apoyar el establecimiento y desarrollo de librerías, bibliotecas y otros espacios públicos y privados para la lectura y difusión del libro; establecer mecanismos de coordinación interinstitucional con los distintos órdenes de gobierno y la vinculación con los sectores social y privado, para impulsar las actividades relacionadas con la función educativa y cultural del fomento a la lectura y el libro.

Esperemos que con esta ley haya un marcado interés de parte de las autoridades en materia de políticas públicas para fomentar la lectura, el libro y las librerías.

Como bien dijo el poeta y ensayista, Leopoldo Sedar Senghor, “Cerrar una librería es como quemar los libros libro a libro, un incendio del que quizá no somos conscientes los ciudadanos, porque creemos que aún no nos quema directamente”.

acout600@hotmail.com

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