Una biblioteca familiar no tiene que ser ni sofisticada ni cara para proporcionarnos placer a la hora de leer. Para capturar la imaginación de nuestros niños no son necesarios libros costosos o elaborados. Para construir una biblioteca de la familia se necesita tiempo y espacio. Tiempo para escoger material que realmente sea del interés de todos los miembros de la familia y espacio para guardar y disfrutar los libros.
¿Donde? Cualquier esquina bien iluminada puede servir para crear una acogedora guarida para ponerse cómodos y leer. Al costado de un mueble en la sala, bajo la escalera o junto a los estantes de juguetes se puede crear un rincón mágico dispuesto a albergar nuestros libros favoritos.
¿Y el tamaño? En estos casos importa más la calidad que la cantidad. Investiga cuales son los temas que más interesan a todos los miembros de la familia. Recuerda que tomara algún tiempo recolectar los favoritos de todos.
¿Donde acomodamos los libros? Un revistero, una caja grande o un pequeño estante pueden servir. Lo más importante es que los libros estén al alcance de los más pequeños.
¿Qué tipo de libros? Todo vale: Cuentos, novelas, revistas, diccionarios, historietas, atlas, cds, libros para colorear, libros con canciones, periódicos, libros de recetas y hasta catálogos de tiendas. Como es una biblioteca familiar debemos equiparla con material de lectura para todos los niveles. Así los bebes y pre-escolares podrán hojear los cuentos y catálogos con dibujos mientras los adolescentes y papas tendrán las revistas, novelas, periódicos e historietas.