martes, 2 de mayo de 2017

Leer por obligación o por placer

Asich

Una de las funciones sustantivas de los centros escolares es la de promover la lectura en los estudiantes,  por lo que  conseguir que éstos aprendan a leer y más que eso, tengan el hábito lector permanentemente, es uno de los tantos retos que la escuela debe afrontar. Manifestó el bibliotecólogo, docente y promotor de la lectura Alberto Alejandro Cano Coutiño.


En el Día Internacional del Libro sostuvo que los docentes han recurrido a muchas estrategias con el afán de acercar a los alumnos a la lectura, esto se puede apreciar en las numerosas experiencias publicadas en revistas especializadas; en ellas, los autores se esfuerzan en hacer leer a los alumnos con más o menos acierto; desde imponer títulos según lo marque el programa de estudios del curso en el nivel correspondiente, como leer en grupo el mismo texto en breves sesiones.
Los educadores a veces han descuidado estos detalles y convierten la lectura en una obligación, quitándole el elemento de entretenimiento y motivación, frustrando a los muchachos con todas esas formas de coerción para que lean. Los estudiosos de la psicología afirman que las acciones placenteras, una vez que son acatadas como una obligación, pierden su interés.
Para acercar los estudiantes a la lectura se les debe ofrecer accesibilidad, de tal manera que se cuente con opciones de obras tales como cuentos, novelas cortas y obras teatrales de acuerdo a sus edades e intereses.
Para este fin, Cano Coutiño, también presidente de la fundación chiapaneca para el Fomento de la Lectura y la Educación A.C., ofrece algunas sugerencias para despertar el interés de esta actividad, no sólo en la escuela sino también en el hogar.
  • Hay que empezar en las bibliotecas públicas y escolares, una opción para acercarse a los autores y temas que puedan gustar;
  • Hay que tener un lugar confortable, luz adecuada y si es al  aire libre mejor; los niños y jóvenes, si nos ven leer aunque sea el periódico, ellos también se unirán al espacio de lectura;
  • Otra alternativa es la de regalar libros  y permitirles que ellos mismos elijan el que más les guste;
  • Así también los padres deberán hacer el esfuerzo por adquirir libros o ir formando una biblioteca particular en casa para que los jóvenes no tengan que salir de casa para leer un libro.
En conclusión, afirma el bibliotecólogo, no se trata simplemente de hacer leer a los estudiantes, la meta es atraerlos a la lectura y hacer que éstos quieran leer por placer y por gusto. 

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