miércoles, 5 de marzo de 2014

Salvador Elizondo escribe que escribe...


Milenio.- La escritura de Salvador Elizondo vive en constante crisis existencial; se cuestiona así misma y al acto "que parece verificar su función": la lectura. Hoy se realizará un homenaje en el Palacio de Bellas Artes. La cita es alas 19:00 horas. Entrada libre.
 
Amigos y familiares recordarán al escritor que "no cuenta nada, escribe; no busca comunicar nada, escribe", se lee en el prólogo del libro de Material de Lectura dedicado a Salvador Elizondo.
 
A Crónica de un grafógrafo: Salvador Elizondo asistirán José de la Colina, Javier García Galiano, Pablo Soler Frost, Jorge F. Hernández, Philippe Ollé-Laprune y Anamari Gomís para recordar su obra, en la Sala Manuel M. Ponce.
 
El grafógrafo, poema que dedicó a Octavio Paz, muestra que el escritor "sólo existe en el acto de escribir. El arte hace posible la vida, pero no la prosaica de la comunicación, sino la poética de la comunión impersonal donde los sujetos desaparecen en el signo mismo, transformado en señal corpórea independiente", apuntan John Bruce-Novoa y Roland Romero, encargados de la selección de la colección de la UNAM.
 
Pareciera que Elizondo era un científico loco del laboratorio que es la literatura. Y para muestra:
 
EL GRAFÓGRAFO
(A Octavio Paz)
 
Escribo. Escribo que escribo. Mentalmente me veo escribir que escribo y también puedo verme ver que escribo. Me recuerdo escribiendo ya y también viéndome que escribía. Y me veo recordando que me veo escribir y me recuerdo viéndome recordar que escribía y escribo viéndome escribir que recuerdo haberme visto escribir que me veía escribir que recordaba haberme visto escribir que escribía y que escribía que escribo que escribía. También puedo imaginarme escribiendo que ya había escrito que me imaginaría escribiendo que había escrito que me imaginaba escribiendo que me veo escribir que escribo.
 
Se invita al público lector a descargar el libro de Material de Lectura —completito—. Una selección de textos que revela una pregunta que constantemente se hace el autor de Farabeuf o crónica de un instante —texto por el que ganó, por cierto, el Premio Xavier Villaurrutia de Escritores para Escritores en 1965—: "¿proviene de la persona que aparentemente lo hace presente, o ya existe en algún lugar donde espera la oportunidad de irrumpir en el plano material?".





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