Según el portal del Sistema de Administración Educativa de Chiapas (SAECH), la educación secundaria en el estado considera tres aspectos que sirven como plataforma para una educación integral: lectura, escritura y matemáticas. Los esfuerzos que los docentes inviertan en estas actividades deben estar encaminados a la formación de “estudiantes competentes” que consideren a la escritura, la lectura y la resolución de problemas matemáticos con actividades cotidianas.
En la actualidad leer es una necesidad que no se limita a la lectura de libros de textos, sino que considera el uso de aparatos digitales. Es por ello que los adolescentes deben estar en condiciones de leer en libros, en una Tablet, en una computadora portátil, o en un teléfono digital. Lo anterior exige por consecuencia que los jóvenes redacten con lápiz y papel, en una Lap top, en una Tablet, o en un teléfono celular. Los ejemplos anteriores permitirán que los chicos sean considerados competentes. Sin embargo, ¿Qué es una competencia?
Según el Programa para la Evaluación Internacional (PISA, por sus siglas en inglés), “la competencia lectora se define como la capacidad de un individuo para comprender, emplear, reflexionar e interesarse en textos escritos con el fin de lograr metas propias, desarrollar sus conocimientos y su potencial personal y participar en la sociedad”. De ahí la importancia que las actividades que se trabajen en las escuelas, se refuercen en casa. Desarrollar un habito lector no es una responsabilidad de la escuela, sino también de las familias, del estado y de los medios de comunicación.
Es a partir de esta definición que la Secretaría de Educación en Chiapas retoma la propuesta en su plataforma SAECH, y propone la evaluación de la lectura a través de una escala estimativa en la que se establecen tres criterios: ¿Analiza el contenido de un texto para dar su opinión?, ¿Sintetiza la información proporcionada por dos o más textos?, y ¿Utiliza la información contenida en uno o más textos para desarrollar argumentos? Estos rasgos quedan determinados por cuatro indicadores: siempre, casi siempre, en ocasiones, y requiere apoya adicional. Dependiendo de los niveles de dominio que arroje dicha evaluación, el docente queda sujeto a realizar actividades extraescolares para fortalecer las actividades académicas.
A partir de lo explicado, los docentes tienen como desafío volverse lectores y escritores entendido como la capacidad para registrar todo mediante la escritura. En segunda, el docente debe estar en condiciones de aprender a utilizar una laptop, una Tablet, un teléfono celular, u otros aparatos digitales con fines educativos. Al sistema educativo le corresponde capacitar a los docentes en el desarrollo de estrategias de lectura, así como en el uso de aparatos digitales. Si el docente y el sistema educativo soslayan este mandato en términos de lectura, el país, sin duda alguna, seguirá sirviendo como referencia de un país donde no se lee en comparación a otros donde el nivel de lectura es de treinta libros al año por persona.
* Tomado de Programa Nacional de Lectura Comitán.
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