Oaxaca.- La Feria Internacional del Libro de Oaxaca (Filo) tiene por vez
primera un país invitado de honor y en la elección tuvieron mucho que
ver las relaciones que la Editorial Almadía, uno de los impulsores del
encuentro, había alcanzado con la industria editorial argentina. Al
final se convirtió en la mejor oportunidad para contar con un panorama
de una de las tradiciones literarias más potentes en la actualidad.
Una
literatura representada por autores como César Aira, Ricardo Piglia,
Martín Caparrós, Andrés Neuman, Hernán Ronsino, Oliverio Coelho, por
mencionar sólo a algunos, quienes de alguna manera responden a la figura
tutelar de Jorge Luis Borges, o al menos así lo piensa Aira, para quien
resulta un gran orgullo de los argentinos tener a un escritor tan
grande.
"Es un estímulo: es muy bueno tener a un escritor así
porque marca un nivel, pone una barra muy alta y entonces hay que
esforzarse. Si uno es argentino, compatriota de Borges, no puede ser tan
chapucero, debe poner un poco de esfuerzo", asegura el autor de títulos
como Los fantasmas, Cumpleaños o El pequeño monje budista, todos aparecidos bajo el sello de ERA.
Considerado
autor de culto, al mismo tiempo se reconoce la figura de César Aira
como una de las voces más potentes de la lengua española, como lo
señalara el colombiano Darío Jaramillo Agudelo: un escritor que trata de
apartarse de las convenciones, partiendo de que no le gusta que lo
coloquen en la lista de los raros.
"Si un escritor no es raro,
¿qué es?: convencional, previsible. Se necesita un mínimo de rareza para
que haya algún interés; es muy sintomático que se diga de lo raros que
son para minorías y los que no son raros, los que son perfectamente
convencionales, sí son para el gran público. Me parece totalmente
contradictorio con la idea que tengo de la literatura o el arte en
general."
En la bibliografía de Aira se pueden contar alrededor de
60 libros, la mayoría un tanto breves, aunque para él sea un placer la
escritura, "un gusto: es lo único que sé hacer, qué otra cosa me queda",
asegura el escritor, para quien no importa que con el paso de los años
venga una decadencia, que las neuronas se desenganchen unas de otras,
"pero eso está bien, quizá lo que salga de ahí tenga su encanto propio.
"Lo
único que deliberadamente he evitado hacer es escribir sobre la
tragedia histórica argentina, los desaparecidos o Evita, que han sido
toda una industria en la literatura argentina.
Me parece totalmente
deshonesto, porque por más que la literatura que hago sea minoritaria,
termina siempre en plata: aunque no gane mucha plata por los libros algo
recibo materialmente y ganar dinero con el dolor me parece terrible."
Por
cierto, César Aira encontró en Oaxaca su ciudad mexicana favorita y así
la disfruta en sus largas caminatas por las calles del lugar.
El
miércoles, en el Museo del Estanquillo /Colecciones Carlos Monsiváis sostendrá una charla, a las 19:00 horas, con Mario Bellatín.
Así
como él llegarán a esta ciudad, Patrimonio de la Humanidad, otros
escritores a lo largo de la semana, dentro de un encuentro que apuesta
por estrechar los lazos entre los autores y sus lectores, amén
de que el fin de semana también estará el estadunidense Richard Ford, en la cátedra Aura Estrada.
de que el fin de semana también estará el estadunidense Richard Ford, en la cátedra Aura Estrada.
Luego
del homenaje casi virtual que se le rindiera a Quino, quien finalmente
no pudo asistir por recomendaciones de su médico, se destaca en el
programa habrá un encuentro de basquetbol entre los niños triquis y
algunos escritores, si bien aún no se han dado a conocer los nombres de
los participantes.
Comí no es una novela clásica
A
Martín Caparrós cada vez le gustan más los libros que sean difíciles de
definir en cuanto a saber qué son: "Me interesan más aquellos ante los
cuales se queda uno perplejo". En esa categoría se puede ubicar su más
reciente publicación, Comí (Anagrama, 2013).
"Se trata de la historia de un señor que se llama Caparrós, porque es
un nombre muy común, a quien su médico le dice que debe hacerse un
estudio bastante severo, lo que se convierte en la excusa narrativa para
que el personaje se pregunte por todo aquello de lo que se está
deshaciendo y vea cómo nos relacionamos con la comida, con el poder de
los médicos y hasta para rememorar cosas de su vida."
De alguna
manera, cuenta el escritor argentino, no se le puede definir como una
novela clásica, ni tampoco es un ensayo en el sentido estricto, en el
que se piense sobre la comida o la medicina, o nuestra relación con
nuestros cuerpos y tampoco las memorias de alguien, pero al mismo tiempo
tiene un poco de todo.
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