martes, 23 de abril de 2013

“Tráeme un libro original y te lo firmo”



La piratería es uno de los problemas más severos que enfrenta el libro en México. El fenómeno es amplio y complejo, tanto que muchos escritores han detectado ediciones piratas durante la firma de sus libros. E incluso la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem) estima que cada año se piratea un promedio de 30 millones de libros en el país, provocando pérdidas anuales cercanas a 1,250 millones de pesos, detalla a Crónica José Ignacio Echeverría, presidente de Caniem, en el marco del Día Mundial del Libro que hoy se celebra.

A José Emilio Pacheco le sucedió hace sólo un mes. Luego de dictar una conferencia en la Dirección de Estudios Históricos del INAH, un joven de 23 años se le acercó con un ejemplar de Las batallas en el desierto que lucía una portada azul marino con manchas verdes y letras muy gruesas. “¿Me lo firma, maestro?”, le dijo. Pero el autor observó con incredulidad aquel ejemplar y se lo devolvió.

—Esa portada no la conozco, ¿dónde lo compraste?, le preguntó.

—En una librería del Centro Histórico… bueno, en los libros usados, dijo el joven con desconcierto.

—No, tráeme otro, uno original y te lo firmo.

—Pero…

Lo que nadie se da cuenta es que quienes hacen libro pirata han mejorado mucho. Antes parecían fotocopias… y es terrible para los escritores jóvenes, esto destruye cualquier posibilidad de que las editoriales publiquen su trabajo y aparte perjudican al obrero, al librero, al tipógrafo…

Paco Ignacio Taibo II recuerda una experiencia similar hace unos meses. Le sucedió en Chiapas, donde los libreros le advirtieron que habían detectado cientos de ejemplares pirata de su libro Ernesto Guevara, también conocido como el Che, que se dirigían rumbo a Guatemala.

“Como los libreros son cuates la pararon. Entonces hablé con Editorial Planeta, que hizo una edición especial, chiquita, de 2,000 ejemplares para su distribución en Guatemala a un precio más bajo de lo que los piratas la estaban ofreciendo. Así paramos eso”, explica.

Sin embargo, la piratería no siempre se puede frenar así. ¿Cómo solucionarla?, se le pregunta a Paco Ignacio Taibo II.

Hay una salida. Si la industria editorial aumentara los tirajes y disminuyera los precios, la piratería se desfondaría como tal. Así los distribuidores de piratería se convertirían en distribuidores de libro legal. Pienso que la industria editorial debe cambiar de política.

Otra opción son los tianguis de libros, como la organizada por la Brigada para Leer en Libertad, donde se venden libros a precios de saldo, súper baratos. Ahí el pirata no tiene nada qué hacer y hasta reconocen que les estamos compitiendo deslealmente. La clave es que las instituciones y la industria editorial reduzcan los precios de los libros.

VENENO. Pero la piratería es un fenómeno con dos caras, señala Taibo II. “Uno desde el punto de vista de los autores y las editoriales, que es veneno. Imagina que penosamente las editoriales tienen un libro que funciona después de 30 que publican… pero en ese momento alguien publica una edición paralela donde los autores no cobran su porcentaje de ganancia”.

Pero por otro lado la piratería responde a los errores que se han cometido en la industria editorial con el precio impuesto a los libros. “Cuando se empezó a replegar la industria editorial, hace 10 años, cuando decidieron ir a lo seguro y bajaron los tirajes para subir los precios… ahí abrieron la puerta a la piratería”, precisa.

—A esto se suma que han mejorado mucho los piratas…

—Hay dos formas de piratería: una sería cuando toman tu libro y con las formas de reproducción modernas lo imprimen; la otra cuando los piratas están en complicidad con bodegas o talleres y, al momento de imprimir, imprimen por encima. Así que uno ve libros exactamente iguales porque es una piratería interna dentro de la misma cadena de producción.

“Pero otra técnica para combatir la piratería es usar tintas de colores en las portadas, las cuales a los piratas les resulta muy caras y no se atreven a usar, como los colores metálicos”, añade.

—Algunos ven al libro pirata como una respuesta necesaria para quienes no pueden comprar libros...

—¡No! Al editor chafa chafa no tenemos por qué sonreírle. No está ahí para jugar una función social, no están ahí para abaratar el precio de los libros. Él está ahí para hacer negocio ilegítimo, tronándole dinero a los autores, a la editorial, no pagando correctores ni portadistas. El editor pirata no es ningún caballero de Colón.

—¿Por qué si en México no se lee, la piratería de libros es tan rentable?

—Porque la teoría de que no se lee es falsa. Esas cifras no toman en cuenta el préstamo, los libros de viejo ni los tianguis de libros. Considero que se lee mucho más de lo que se piensa y mientras no haya una encuesta real, mientras el INEGI no haga una encuesta de puerta en puerta, no se sabrá. Las cifras que se están dando son falsas.

—¿Qué opinas de la Ley del Precio Único del Libro?

—El precio único es otro error que favorece la piratería. Todo aquello que separe a los lectores de la posibilidad de leer debería ser considerado como equivocado. El precio único favorece la piratería en la medida que impiden que los libros salgan con descuentos, sólo estimula al pirata. Crónica hoy.

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