De acuerdo con la Encuesta Nacional
de Hábitos, Prácticas y Consumos Culturales publicada por Conaculta,
más de la mitad de los chiapanecos nunca han leído algún libro, revista o
periódico, por lo que es necesario revertir esta situación, empezando con la
población infantil, sostuvo Alberto Alejandro Cano Coutiño, presidente de la Fundación
Chiapaneca para el Fomento de la Lectura y la Educación, A.C.
Al desglosar los datos de la
encuesta, dijo que el 50% de la población nunca lee periódicos, el 69 % de las
personas no lee libros, únicamente los de la escuela, el 49% nunca lee
revistas.
Señaló que estas mediciones
pueden no ser perfectas, pues existe un margen de error, pero el problema es
tangible y hay que atenderlo a la brevedad posible.
Aclaró que estas acciones no
debe quedar sólo en manos del gobierno, por lo que este año como asociación van
a redoblar esfuerzos, que conlleven a superar en lo inmediato las estadísticas
que reflejan ahora.
Y es que en el escenario
nacional, la realidad no es diferente, únicamente 2.9 libros lee el
mexicano al año.
En este sentido, declaró que
como Fundación que fomenta y promueve la lectura, redoblarán esfuerzos en la
realización de círculos de lectura y en voz alta, Club de Amigos del Libro y otras acciones más.
Asimismo, buscarán firmar
convenios con instituciones públicas y privadas, a efecto de impulsar la
lectura con niños, jóvenes y
adultos.
Alberto Cano dijo que con el
actual gobierno del estado tienen confianza en que las autoridades de cultura
den la importancia que tiene la lectura y promuevan actividades en conjunto.
El también, bibliotecólogo y
promotor de la lectura indicó que hay programas que impulsan la lectura por
parte de la federación, gobiernos de los estados y municipios, pero es
necesario darles un seguimiento y enfocarse al lector, dándole todas las
facilidades para que éste acceda a las actividades y los materiales que se
ofertan.
La escuela es otro polo de
desarrollo lector, pero de nada sirve implementar programas novedosos en el
aula, si no se tiene un docente debidamente capacitado y adiestrado en el área
de lecto-escritura que tenga como fin llevar de la mano a los niños al hábito
lector.
Aun falta mucho por hacer,
pero lo más importante es fomentar la lectura desde el hogar; es preciso que
los padres pongan el ejemplo y se sienten a leer con los hijos, de tal manera
que los niños y adolescentes vean a la lectura como un placer y no como un
deber, ya lo decía Rubén Darío, “La lectura es fuerza, es valor, es
alimento; antorcha del pensamiento y manantial del amor, puntualizó.
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