El amor por los libros, así como fomentar yfortalecer el gusto por la lectura no es un reto exclusivo del sistema educativo, sino desde el ámbito familiar, afirmó la académica de la UNAM, Georgina Torres Vargas.
“Sí se puede decir que se tiene el hábito de la lectura cuando ésta se reconvierte y se hace propia”, dijo.
En el marco del Día Mundial del Libro, la integrante del Instituto de Investigaciones Bibliotecológicas y de la Información (IIBI) comentó que si no se enseña a reflexionar sobre lo que se lee, entonces esa acción no es interesante, de acuerdo con un comunicado de la UNAM.
Para la especialista, el acercamiento a los libros debe darse desde bebés y durante la infancia, pues a partir de ellos, se pueden descubrir imágenes, colores y texturas.
Además comenta que en muchas ocasiones, los padres carecen del hábito de la lectura y no pueden inculcar el amor a los libros en sus hijos; “ése es un círculo difícil de romper”, abundó.
Después de la etapa de infancia, el objetivo es continuar con lecturas más avanzadas; sin embargo, dijo, eso no ocurre en la mayoría de las familias mexicanas.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Lectura (Conaculta, 2015), alrededor del 48 por ciento de los hogares mexicanos que cuentan con libros impresos poseen entre nueve y 74, excluidos los textos escolares, y casi una tercera parte (31 por ciento) tiene cinco o menos.
Según el estudio, ver televisión es la principal actividad recreativa de la población y más de la mitad de los entrevistados la reportó como su principal forma de entretenimiento en contraste con la lectura que aparece como la quinta actividad más citada, por debajo de reuniones con amigos o familiares y de la práctica de algún deporte.
“Los estudiantes deben estar conscientes de que no sólo lo electrónico es valioso y quitar de sus mentes la pereza de ir al encuentro de los libros impresos, y no esperar que éstos les lleguen siempre a través de la red”, subrayó la académica.
Sobre el crecimiento actual que tiene el libro electrónico (9 por ciento frente al impreso), la experta indicó que si en algún momento llegara a superar la producción digital a la de papel, no habría problema alguno, ya que siempre coexistirán ambas esferas del conocimiento.
“Los libros están siempre ahí, los tenemos a la vista y nos esperan para retomarlos, disfrutarlos e incluso, sufrirlos. A ellos les espera una larga vida”, concluyó.
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