Cuatro
meses después de la desaparición de los 43 estudiantes, los medios mexicanos
tradicionales casi no han profundizado en el tema. Los principales periódicos y
noticiarios televisivos han basado su cobertura en notas informativas con
fuentes oficiales. Ante un posible crimen de Estado, la principal fuente es,
paradójicamente, el Estado.
La
profundización y la contextualización ha corrido a cargo de medios
internacionales y/o alternativos.
¿Cómo
ha sido la cobertura en los medios tradicionales?
Los periódicos y la televisión solo han perpetrado sus prácticas habituales. Ante un tema tan complejo y sensible, el tratamiento ha sido preponderantemente noticioso. Eso sí, muy abundante. A diferencia de épocas anteriores, como cuando la matanza del 2 de octubre fue silenciada por completo, el caso Ayotzinapa ha estado presente de manera continua y en gran cantidad.
Los periódicos y la televisión solo han perpetrado sus prácticas habituales. Ante un tema tan complejo y sensible, el tratamiento ha sido preponderantemente noticioso. Eso sí, muy abundante. A diferencia de épocas anteriores, como cuando la matanza del 2 de octubre fue silenciada por completo, el caso Ayotzinapa ha estado presente de manera continua y en gran cantidad.
Todos
los días hay alguna nota sobre alguna declaración oficial, un boletín de
prensa, un informe forense o la captura de algún implicado. Las fuentes suelen
ser oficiales u oficialistas. Las víctimas han tenido pocos espacios para
expresar su postura. Las críticas y dudas han tenido un papel marginal. Casi
todo es nota informativa. Los reportajes y las crónicas sobre el caso solo han
aparecido en revistas como Proceso o Gatopardo.
Es
paradójico que ante un posible crimen de Estado la principal fuente de
información sea, justamente, el Estado. Como apunta el director de Artículo
XIX, Darío Ramírez, el problema no es que el caso esté silenciado, sino la forma
en que ha sido abordado:
"Me
temo que el problema informativo al que nos enfrentamos no es uno de escasez de
información. Por ejemplo, del 1 de octubre al 3 de noviembre ha habido un total
de 134 primeras planas en los diarios de mayor circulación en el DF que han
hablado sobre Ayotzinapa. No recuerdo una crisis tan prolongada que haya tenido
como consecuencia tantas primeras planas. El diario La Jornada, por ejemplo, ha
llevado por más de 30 días el tema de Ayotzinapa en su primera plana. Es el
diario que mayor cobertura le ha dado.
Es
interesante ver cómo dicho diario es el que mayor voz le ha dado a las
víctimas, el 24% de su cobertura se basa en los familiares. Contrasta
fuertemente con Excélsior, cuya cobertura de las víctimas es del 1%, el 3% de
Reforma y el 25% de El Universal. Retomando la cultura de la reproducción en
automático de los boletines oficiales en los medios, es interesante ver cómo
los dichos de alguna autoridad son la principal fuente de la mayoría de los
diarios. Para La Jornada consta de un 24%, para Excélsior un 19%, para Reforma
un 40% y para El Universal un 38%", dice Ramírez.
Es
simbólico el caso del reportaje "Iguala: La historia no oficial" de
Anabel Hernández y Steve Fisher en Proceso. En dicho texto se arma una
recreación de los hechos a partir de testimonios de normalistas, testigos,
familiares y declaraciones judiciales. La premisa central diverge de la
oficial, pues asegura que la Policía Federal y el Ejército habrían participado
de los hechos del 26 de septiembre.
Dicha
investigación fue duramente criticada no solo por el Gobierno, sino también por
articulistas de medios tradicionales con posturas cercanas a la oficial.
Destacan
trabajos como "Maestros o mártires" de El País donde se perfilan varios
de los normalistas desaparecidos a través de entrevistas a sus familiares y
amigos. O la "Carta desde Guerrero" publicada en Gatopardo por el
renombrado cronista Alejandro Almazán, que no solo aborda el caso de
Ayotzinapa, sino que lo contextualiza en el complejo sistema de cacicazgos y
narcopolítica que tiene lugar en Guerrero.
Sin
embargo, este tipo de periodismo de profundidad no ha sido la norma en los
grandes medios. Solo los diarios internacionales como El País o los
especializados en periodismo narrativo como Gatopardo han intentado brindar
contexto y síntesis ante un tema tan complicado.
¿Cómo
ha sido la cobertura en medios digitales?
En Internet ha habido mayor diversidad tanto de voces como de fuentes. Aunque los periódicos tradicionales han extendido su cobertura del impreso a la versión digital, otros medios han intentado profundizar un poco más. Sin embargo, de nuevo esta voluntad de contextualización ha venido de medios internacionales y/o alternativos.
En Internet ha habido mayor diversidad tanto de voces como de fuentes. Aunque los periódicos tradicionales han extendido su cobertura del impreso a la versión digital, otros medios han intentado profundizar un poco más. Sin embargo, de nuevo esta voluntad de contextualización ha venido de medios internacionales y/o alternativos.
Periódicos
digitales como Animal político o Sin embargo han tenido un acercamiento
primordialmente textual al tema. Ejemplo de ello son las cronologías, que
pretenden dar una secuencia a los hechos basadas en un formato de texto que
dificulta su legibilidad y desaprovecha la oportunidad de generar
interactividad con sus lectores.
Una
de las mejores coberturas multimedia ha sido la realizada por la televisora
sudamericana TeleSur. En su especial "Justicia para Ayotzinapa" han
conjuntado elementos como documentales audiovisuales, líneas del tiempo
interactivas, curadurías de contenidos en Storify y canales de participación
para los lectores.
De
los medios nacionales, destaca la cobertura multimedia elaborada por Reforma.
El interactivo "El conflicto de Ayotzinapa" permite seguir las
noticias publicadas por el diario cada día que ha durado el caso. "100
días por Ayotzinapa" divide la información en meses y temas para una
comprensión panorámica del tema.
A
nivel audiovisual ha sido Vice News quien ha producido uno de los documentales
más vívidos sobre el caso. "Los 43 que faltan" es un trabajo de campo
donde el periodista Daniel Hernández y su equipo no solo entrevistan a los
sobrevivientes, sino también a sus familiares, documentan las investigaciones
forenses y son testigos de los brotes de violencia en torno al caso.
El
sitio "Ayotzinapa y Tlatlaya Geopolítica, ocupación del país y Terrorismo
de Estado" es un artículo construido con base en un mapa interactivo sobre
la violencia en el estado de Guerrero. Se trata de un trabajo de Jóvenes Ante
el Desastre y la Emergencia Nacional que pone en contexto el caso Ayotzinapa en
relación al deterioro sociopolítico de toda la entidad.
Otra
iniciativa ciudadana es el portal "¿Qué pedo con Ayotzinapa?" que
conjunta de una manera muy vistosa los datos duros conocidos hasta el momento
sobre el caso. Una dolencia es la nula información sobre los autores del
proyecto, pero la información se basa principalmente en notas de prensa e
información de la PGR.
Storify ha sido una
de las herramientas más recurridas para dar contexto al conflicto. Aunque los
más ricos han sido elaborados por ciudadanos y medios alternativos, también
medios tradicionales como TeleSur y Milenio los han aprovechado. La mayoría de
ellos son meros repositorios de enlaces, aunque en algunos hay una intención
periodística de fondo de contar la historia a través de elementos sociales.
En
contraste, la mayoría de los medios tradicionales en la web han pasado por alto
las posibilidades de interacción y multimedialidad. Si acaso, algunos diarios
han elaborado mapas muy puntuales para explicar cosas como las rutas de las
marchas en la Ciudad de México.
¿Por qué esta cobertura ante un
caso tan difícil?
El balance es negativo para el periodismo tradicional y favorecedor para los medios alternativos. Ayotzinapa no solo es uno de los casos más importantes de los últimos tiempos, sino también uno de los más complejos. Ante tal dificultad, los medios tradicionales han optado por su habitual fragmentación informativa y la reproducción de fuentes oficiales.
El balance es negativo para el periodismo tradicional y favorecedor para los medios alternativos. Ayotzinapa no solo es uno de los casos más importantes de los últimos tiempos, sino también uno de los más complejos. Ante tal dificultad, los medios tradicionales han optado por su habitual fragmentación informativa y la reproducción de fuentes oficiales.
Hay que considerar el factor de la inseguridad
como una influencia para esta situación. Los periodistas locales puede que
tengan muchas más presiones que aquéllos de medios como El País o Vice News. Lo
mismo aplica para el sector de la lejanía. Medios extranjeros como Piauí deben
hacer un esfuerzo de contextualización porque incluso el idioma los separa de
la situación, pero eso no debería ser excusa para que los medios nacionales
dejen de lado la profundidad.
Ayotzinapa no solo es un parteaguas para el
sistema sociopolítico de México. También es una oportunidad de repensar y
replantear los medios de información. Ante temas tan sensibles, el periodismo
debería jugar un papel mucho más proactivo en la contextualización de la
información. Investigar mucho más el "por qué" y no solo el
"qué. Afortunadamente algunos medios están emergiendo para tomar esa deuda
histórica con la sociedad. Los medios tradicionales deben atender ese reclamo
pronto. El Toque.com/Jorge Tirzo,
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