miércoles, 8 de octubre de 2014

Biblioteca del Instituto Goethe


Libros, tabletas, discos, videos y bases de datos ofrece este centro educativo en el DF, que busca dar a conocer la literatura alemana y la nueva imagen de la cultura y el arte de ese país.

Milenio.- A pocos sorprendió que Alemania ganara el Mundial de futbol Brasil 2014. Pero cuando Elfriede Jelinek, Herta Müller o incluso Günther Grass obtuvieron el Nobel de Literatura, mucha gente en México se preguntaba quiénes eran estos “desconocidos”. Si se hubieran dado una vuelta antes por la biblioteca del Instituto Goethe, en la colonia Roma, habrían podido enterarse de que las obras de estos escritores tenían años en su catálogo en alemán... y en español. Así hubieran podido leerlos antes de los Nobel.
La biblioteca del Goethe en el DF está por cumplir medio siglo y tiene justamente, en palabras de su director, Sven Mensing, la cualidad y la encomienda de promover a escritores “actuales”, a quienes escriben hoy en alemán, en todas los campos del pensamiento: literatura, artes, filosofía o historia...
Incluso en su portal de internet, en proyectos de colaboración con otros institutos Goethe, se difunde el micrositio “Literatura contemporánea alemana en español”, con un listado de autores que ya cuentan con obras traducidas, el cual se actualiza con datos biográficos o libros. Tan solo en este momento aparecen 40 nombres, entre ellos Peter Stamm, Wladimir Kaminer o Ingo Schulze.
“Nuestra estrategia es presentar la nueva imagen de Alemania en las áreas de arte, sociedad, política. Preferimos comprar un libro de un escritor o autor nuevo en vez de otro de Goethe o Rilke. La biblioteca no tiene necesidad u obligación de funcionar como un archivo, no tenemos guardado material, solo podemos orientarnos a presentar la nueva Alemania”, explica Mensing, aunque en el catálogo haya muchos autores clásicos de lengua alemana, incluso nacidos o procedentes de Austria, Hungría, Suiza, Bulgaria, la hoy República Checa, Polonia y hasta de Ucrania, como Joseph Roth.
Empresa titánica si se considera que la industria editorial de Alemania —donde nació en 1455, con la imprenta, el libro elaborado con letras móviles de Johannes Gutenberg— es la tercera mayor en el mundo, solo detrás de las de Gran Bretaña y China, ya que en 2012, por ejemplo, los editores alemanes presentaron 80 mil novedades para un mercado que mueve casi 10 mil millones de euros anuales. Además de que Alemania acoge en Fráncfort la mayor feria editorial del planeta, tiene 10 mil bibliotecas —96 adscritas al Goethe en el extranjero— y su idioma ha dado 13 Premios Nobel, entre ellos Heinrich Böll, Elias Canetti, Thomas Mann y Hermann Hesse, así como decenas de autores con méritos para ganarlo, como Robert Musil, Hermann Broch o Thomas Bernhard.
El acervo de la biblioteca, que abrió sus puertas al público en 1967, un año después de la inauguración del Instituto Goethe en la Ciudad de México, se antoja así en perpetuo movimiento, en eterna vanguardia.
El centro cuenta con unos ocho mil materiales orientados a mostrar el panorama de la cultura actual de Alemania, entre ellos cinco mil libros (mil en español de autores de lengua alemana), cientos de CD, 500 DVD de documentales y películas de una de las cinematografías mayores (que dio a Murnau, Pabst, Stroheim, Lang, Ophüls, Wenders, Herzog, Fassbinder o Schlöndorff) y 30 revistas periódicas. Los alemanes toman en serio su lengua y su cultura.
También ofrece acceso a su base de datos, cuenta con tres tabletas para consulta de revistas y diarios alemanes en línea, y aplicaciones para aprender alemán. “La biblioteca es un espacio de aprendizaje, y hoy los jóvenes tienen más facilidad para usar estas tecnologías. Las bibliotecas tienen la obligación de tener esos recursos, si no, nos perdemos”, explica el director Sven Mensing sobre esa tecnología.
Hoy la biblioteca da servicio público y gratuito en sus instalaciones, además de préstamos a domicilio a 800 usuarios con credencial (cuyo costo es de 120 pesos anuales), casi en su totalidad mexicanos.
Aparte, desde el año pasado abrió su biblioteca digital (www.goethe.de/mexiko/onleihe), que permite acceso a todo el acervo no solo desde México, sino incluso desde la región de influencia de este Goethe (Centroamérica y el Caribe), y ya cuenta hasta el momento con otros 950 usuarios.
Karina Gutiérrez, historiadora integrante del pequeño equipo de la biblioteca (que incluye a otros dos jóvenes mexicanos, Christian Cortés y Josué Piña, estudiantes de la licenciatura de Letras Alemanas), agrega que también se ha venido reforzando, como consecuencia de la creciente demanda, la adquisición de materiales para el aprendizaje del alemán, incluso especializados para hispanohablantes.
Añade que un buen número de estudiantes de universidades mexicanas buscan también los servicios de la biblioteca, pues ésta tiene un gran acervo de libros de filósofos alemanes en su idioma original, cuya dimensión está fuera del alcance de otras instituciones en México.
Mensing explica que la biblioteca, ubicada en sus mismas instalaciones del Instituto Goethe, renovadas y estrenadas hace poco más de un año en la calle de Tonalá, cuenta con un presupuesto anual de unos 40 mil euros para proyectos y funcionamiento, y 10 mil euros se emplean para la adquisición de libros y revistas, aunque aclara que los gastos de envío y aduanales desde Europa son muy elevados.
“Intentamos hacer uno o dos pedidos por trimestre. En 2013 compramos 560 libros, 300 discos de música y 70 DVD”, señala Mensing, quien hace un año asumió la dirección de la biblioteca. Antes había trabajado desde 2001 en la del Instituto Goethe de Portugal.
A su vez, Gutiérrez aclara que en 2011 y 2012 las compras fueron mayores, porque se revisó el acervo y se eliminaron materiales “que ya no eran tan actuales” —entre ellos una pequeña sección de libros de autores mexicanos en español y sus traducciones al alemán, como Octavio Paz, Carlos Fuentes o Juan Rulfo. “Renovamos la biblioteca e hicimos un gran esfuerzo para incorporar materiales nuevos”, dice.
Explica que la sección de autores mexicanos se eliminó porque solo era consultada por sus compatriotas y colegas del Goethe. “Nuestro grupo meta en la biblioteca son los mexicanos”, acota.
El directivo añade que cada biblioteca del sistema trabaja de manera independiente, pero en la central de Múnich hay una sección responsable que ayuda a las filiales, con listas de recomendaciones con nuevos títulos. “Pero nosotros también utilizamos la crítica en revistas de literatura, periódicos o recomendaciones de usuarios. Cada biblioteca tiene su propio perfil. Sobre traducciones al español, se observa un poco el mercado y si está dentro de nuestro presupuesto, compramos el material”, añade.
Subraya que sube la popularidad de los autores alemanes entre los usuarios cuando la biblioteca invita a los escritores a lecturas o eventos en México, como la Feria del Libro de Guadalajara (que en 2011 tuvo a Alemania como país invitado y que contó entonces con dos Nobel, Grass y Müller).
“En 2012 vinieron Wladimir Kaminer, Saša Stanišić e Ingo Schulze, y el interés por ellos creció. Este año viene a la FIL Olga Grjasnowa, joven autora ya traducida al español. También presentamos obras de ganadores de premios literarios en Alemania y en las ferias de Fráncfort o Leipzig”, señala Mensing.
El director advierte que no solo se trata de invitar a los autores a dar lecturas, sino que el objetivo del centro cultural es que editores mexicanos puedan traducirlos y publicarlos. Incluso para ello, el Goethe y su biblioteca tienen un programa de apoyo económico para traducir esas obras.
Mensing agrega que no solo la biblioteca, sino en general el instituto busca ser el centro de referencia sobre Alemania en México y el resto de su región de influencia (Centroamérica). “Hay otros departamentos especializados en organizar presentaciones de música, teatro, cine, exposiciones. También intentamos ofrecer el espacio de la biblioteca a jóvenes artistas y autores de México para que presenten sus obras. Así, el público que asista y que no conoce la cultura alemana descubrirá el material que aquí tenemos. Establecemos la conexión del instituto con la cultura alemana”, añade Mensing.
Con la remodelación del Goethe se abrió el auditorio Altana, en el transparente edificio de Tonalá 43, que cada martes presenta un filme alemán en ciclos temáticos, proyecta conciertos de la Filarmónica de Berlín los sábados y para este octubre tiene programado un ciclo de documentales mexicanos y alemanes sobre el tópico del trabajo, en colaboración con Ambulante, dice la responsable de ese foro, Jenny Mügel.
Por otro lado, agrega la historiadora Karina Gutiérrez, la institución también tiene una fuerte presencia en eventos sobre bibliotecología, como los congresos a los que se invita a especialistas de Alemania.
“Procuramos tener este acercamiento. Hay trabajo intensivo de difusión de artículos y documentos que se hacen desde la central y se ponen en línea en nuestra página. De éstos, los que consideramos relevantes para México, los traducimos para que puedan ser consultados”, agrega la bibliotecaria.
En su estadística anual, durante 2013 esta “pequeña biblioteca” —como la llama su director Sven Mensing— realizó 19 mil préstamos a domicilio a usuarios, un número nada modesto comparado con el servicio que da a 40 mil personas por mes la Biblioteca de México, que no ofrece la modalidad de “préstamo a domicilio”.
Aunque Mensing descarta dar consejos a instituciones mexicanas sobre funcionamiento de bibliotecas, sí sugiere siempre tomar en cuenta a los usuarios, a los lectores, preguntarles qué quieren, y de acuerdo con sus respuestas emprender proyectos y acciones.
Quizá esta recomendación sirva para que en México, donde el hábito de la lectura está por los suelos, con un promedio de 2.8 libros al año por habitante que lee (en un universo de solo dos por ciento de 120 millones de mexicanos en el país, según autoridades culturales), alcance alguna vez los niveles de Alemania, con promedio de lectura de 15 libros al año, donde “leer libros y revistas es una de las actividades de ocio preferidas, el 73 por ciento de la población se interesa por los libros y entre las mujeres la proporción es mayor”, según el Goethe.
La biblioteca alemana tiene un programa de fomento a la lectura para México y Centroamérica, que espera fortalecer de cara al festejo de su medio siglo de vida en nuestro país.

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