lunes, 28 de abril de 2014

El cantante argentino Luis Pescetti se presentará el próximo domingo 4 de mayo en el Auditorio Nacional.



El ex integrante del programa Bizbirije mostrará al público mexicano su nueva producción discográfica, Él empezó primero, editada por Ediciones Pentagrama.
 
Para el concierto, Pescetti ha convocado a quienes así lo deseen a acudir vestidos de ropa de dormir: “Aquellos pants que ya conocen solos el camino al cuarto, esa playera impresentable, el pijama de hombre araña o el de princesita, la que regalaron para el Día del Padre…”.
 
El músico se ha presentado en teatros y festivales de diverso países, ha publicado más de 27 libros y ha grabado siete discos: El vampiro negro, Cassette pirata, Bocasucia, Qué público de porquería, Antología, Inútil insistir y Tengo mal comportamiento.
 
En el concierto que realizará en el Auditorio Nacional se hará acompañar de una banda musical integrada por Martín Telechanski, Gabriel Spiller, Martín Rur y Diego Pojomovsky. En entrevista con MILENIO habla de su próximo recital y de la relación que mantiene con México desde hace 20 años.
 
¿Por qué invitar a la gente a acudir vestida de pijama al concierto?
Porque es divertido, es un juego. Y, de esa manera, el espectáculo comienza desde que estás en tu casa el día anterior discutiendo con tu familia qué te vas a poner para el concierto. Luego, en el trayecto, ya sea en el autobús o en el coche, la gente empezara a vivir una fiesta alrededor del recital y de su ropa. Es divertido llegar al teatro y ver a la gente vestida igual que tú.
 
¿Qué nos dice del disco que presentará, Él empezó primero?
Es un disco, como todos los que he grabado, en vivo. El espectáculo dura una hora. El material tiene distintos momentos, algunos más explosivos, relacionados con la risa, algunos más de juego y otros más íntimos: “Papá monstruo regresa del trabajo y juega” es un rock latino muy prendido, mientras que “La canción del bebé que le cuenta a su mamá” es suave y delicada. Hay varias cosas.
 
¿Su música es para niños y jóvenes? ¿Es complicado hacer música para este tipo de público?
Hago espectáculos de humor, de juego, de la convivencia en familia. En la convivencia están los hijos, los padres, los tíos, los abuelos y, en Latinoamérica, hasta los vecinos. No es difícil componer música para ese público, porque como en todas las profesiones, las vocaciones vienen con un pan bajo el brazo.
 
¿En esa convivencia hay una preferencia por acercarse a niños y jóvenes?
Por supuesto.
 
¿Qué experiencia le dejó su paso por Bizbirije?
Fue maravilloso. Ese espacio creado por Patricia Arriaga es algo único en Hispanoamérica. Con el correr de los años me he encontrado con niños y ex niños ahora ya papás, que nos veían cuando eran chicos. Fue un espacio privilegiado. Actualmente hay otros proyectos similares en países como Argentina, donde hay un canal de televisión llamado Paka Paka, y sé que también en Brasil hay espacios de televisión para niños y en Barcelona hay cátedras sobre programas infantiles. Pero México fue de los primeros países en promover este tipo de espectáculos.
 
¿Qué te ha dejado el vivir en México?
Viví 12 años y, de alguna manera, sigo viviendo en México. Cuando vuelvo a este país siento que solo estuve ausente una semana. Estar en tu país me ha permitido crecer, desarrollarme, crecer interiormente. Aprendí mucho.
 
¿Es un reto llenar el Auditorio Nacional en donde caben 10 mil personas?
Está grandote el rancho. Es un reto, pero esperemos que no se convierta en un regaño.
¿Cree que las instituciones culturales se han ocupado correctamente de los niños?
Cuando ves las condiciones de vida de la infancia en Latinoamérica siempre falta mucho por hacer. Pero, haciendo honor a la verdad, siento que se realiza bastante trabajo al respecto, aunque quedan muchos pendientes.
 
¿Cuáles?
Salud y comida, por supuesto; en cultura y educación se requiere trabajar más sobre ciencia y filosofía infantil. La importancia de estos programas se basa en enseñarles a los niños a preguntar, razonar, argumentar, todas las habilidades básicas. Por ejemplo, si puedes mover las manos, no dices pásame la sal, y si sabes matemáticas no le pides a alguien más que te haga las cuentas.
 
¿A qué cree que se deba que las instituciones culturales no hayan apostado por actividades para niños?
Los presupuestos son pocos. Sin embargo, México ha tenido una productividad interesante: están la editorial Rincón, Alas y Raíces, por ejemplo. Pero no sé a qué se deba. Yo estoy de este lado de la ventanilla. También estoy con mi papeleta. El Universal.

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