viernes, 14 de febrero de 2014

¿Evaluar la lectura en el bachillerato? (Primera parte)



Canal lector.- Sin duda alguna hablar de «evaluar» la lectura en el Bachillerato conlleva preguntarse acerca de la naturaleza educativa que se atribuye a esta etapa escolar, así como de las peculiaridades que la enseñanza de la lectura reviste en este nivel. Concebir el Bachillerato como una etapa plenamente educativa, en la que se puede y debe favorecer el aprendizaje más allá de la preparación para una «prueba final», contribuye a modificar la percepción sobre la enseñanza, y subraya la necesidad de dotarse de instrumentos y criterios, en este caso, para evaluar la lectura y la comprensión.
 
¿Qué características tienen la lectura y la evaluación en esta etapa?
Las actividades que se acostumbran a proponer en el Bachillerato y que incluyen la lectura de algún documento presentan diversos rasgos que las distinguen de las tareas que se realizan en etapas precedentes:
  1. Algunas de las actividades planteadas en las distintas áreas se refieren a la comprensión de más de un tipo de texto.
  2. Los alumnos deben interactuar con textos de distinta tipología que les pueden resultar complejos por distintas razones (estructura, conceptos desconocidos, representaciones gráficas). Los conceptos de las diversas materias representan aspectos no inmediatos de la realidad, lo que les confiere una elevada dificultad de comprensión, y por tanto exigen contar con ayuda educativa para ser aprehendidos (Vidal-Abarca, 2008).
  3. Ciertas actividades, como realizar un comentario de texto, resumirlo, o responder a preguntas de distinto tipo acerca del mismo, implican diversas habilidades del alumno:
  1. Capacidad de análisis –establecimiento de inferencias, de vínculos entre la información interna al texto o bien con conocimientos de que se dispone– y de síntesis –capacidad para hallar la idea general, global, omitiendo ejemplos o información secundaria, o integrando informaciones diversas.

  1. Capacidad de reflexión, de adoptar una postura externa al texto y elaborar un análisis crítico sobre el contenido del texto o su forma. Implica ir más allá de la información contenida en el texto y utilizar criterios específicos para valorar y/o argumentar en función de los propios conocimientos.
En definitiva, las actividades descritas a grandes rasgos presuponen distintos niveles de interacción con el texto y de comprensión del mismo.
Comprender un texto desde una perspectiva transaccional, interactiva, contextualizada y constructivista de la lectura tiene diversas implicaciones:
  • Por una parte, nos permite afirmar que el alumno puede implicarse emocional y cognitivamente en la comprensión, y es necesario que podamos evaluar en qué medida lo hace.
  • Por otra parte, el grado de implicación posible del alumno dependerá de distintos factores:
  1. Sus conocimientos previos en torno al contenido del texto.
  2. Los objetivos que se proponga o la representación que construya de la actividad que le planteamos: qué entiende que debe hacer, cómo y por qué.
  3. Su capacidad para usar distintas estrategias para comprender y aprender del texto.
  4. La dificultad del texto, relativa tanto a su estructura, la terminología y fórmulas lingüísticas que presente como a las representaciones gráficas que incluya.
  5. La tarea o actividad que le planteemos y las ayudas que le ofrezcamos.
  • Podemos identificar distintos grados de comprensión y asimilación de la información del texto, desde la asimilación más literal a aquella que se orienta a integrar y transformar el conocimiento, usando el contenido leído para resolver problemas, elaborar nuevas ideas...
Si se acepta que la lectura es un proceso interno e interactivo mediante el cual se construyen significados polisémicos y flexibles, evaluarla resulta poco menos que imposible. Quizás solo podemos acercarnos de forma intuitiva a los procesos que los alumnos llevan a cabo. Pero esto es suficiente para defender la importancia de evaluar en qué medida los alumnos ponen en marcha ciertos recursos para comprender.

De esta forma, la evaluación de la lectura:
  • Debería estar al servicio del desarrollo de la competencia lingüístico-comunicativa de los alumnos. Esto presupone considerar plenamente el valor pedagógico-formativo de la evaluación, concibiéndola como un procedimiento que permite gestionar los procesos de aprendizaje, tanto por parte del docente como por el aprendiz.
  • Debería estar integrada en el transcurso del proceso de enseñanza y aprendizaje.
  • Debería llevarse a cabo en cada una de las materias.
  • Debería favorecer procesos de coevaluación y de autoevaluación, que permitieran a los alumnos aprender los criterios con que los evaluamos a la vez que los aplican.
De la caracterización que acabamos de realizar, se desprende una idea fundamental: el docente necesita dotarse de instrumentos y recursos para convertir en visibles procesos –de comprensión, de aprendizaje, de regulación de la comprensión–, que son internos, para de esta forma poder incidir en los mismos.
 
¿Cómo podemos hacerlo?
 
Planificando, para cada actividad en la que esté presente la lectura, momentos para dialogar, dejando que afloren las ideas, dudas, intereses e incertidumbres de sus alumnos para valorar qué saben y sienten y ayudarles, a la vez, a regular su lectura y comprensión, fomentando que sean más conscientes de lo que hacen y de cómo podrían mejorar.
Las situaciones para evaluar la lectura de una manera sistemática exigen, de forma ineludible, un trabajo de reflexión y planificación previas por parte de los profesores, así como la aceptación del carácter necesariamente “situado” de cualquier evaluación que se haga de la lectura. Por tanto, es necesario tener presente el tipo de texto y la intención con qué se leerá con el fin de establecer los criterios más adecuados en cada caso. Concretar estos aspectos nos permitirá ubicar a los estudiantes delante del texto que les proponemos leer, atender mejor a los posibles problemas con qué se puedan encontrar y a la vez poder compartir y acordar con ellos los criterios que tendremos en cuenta para evaluar su comprensión.

Este texto es una colaboración de Nuria Castells
 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario