Por Damaris Disner
“El ejemplo arrastra” dice con seguridad Beatriz Espinosa. Por esa
razón, y a pesar de haberse jubilado hace siete años, continúa
predicando con el ejemplo. Lo que empezó como una aventura en una
iniciativa municipal que se llamaba Las cien esquinas del arte, se transformó en El Carretón de la Lectura.
Pero la tarea no ha sido fácil, requiere de ímpetu y deseos genuinos
de volver cómplices, en el camino de la promoción de la lectura, a
padres de familia, tíos, abuelas, autoridades, ciudadanos, gestores
culturales, a todos aquellos que crean que los libros deben estar al
alcance de todos.
Por ello no es casual que El Carretón haga parada en el Parque Jardín de la Marimba, cada año. Ahí, niños que se dedican a la venta de dulces son visitantes asiduos. Llenos de asombro abren El baúl de las sorpresas. Encuentran desde un sombrero hasta una capa. Así el tiempo transcurre entre historias escritas o narradas.
Profesora en Educación Primaria, cursó también la licenciatura en Gestión y Promoción de las Artes, en la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (UNICACH), siendo la segunda generación. Y a pesar que casi le cuesta el divorcio, realizó un intercambio al Instituto Tecnológico de Sonora por un semestre. Vivencia que supo encauzar de vuelta a Chiapas, gestando proyectos propositivos.
Recuerda que cuando surgió la convocatoria de parte del Ayuntamiento
municipal, corría el año 2007, pidió a su compañero de clases Saúl Gohé
la acompañara para ver cómo podían participar. La propuesta consistía
que en cada esquina del centro de Tuxtla Gutiérrez, pintores,
teatristas, danzantes y todo aquel que deseara expresar su arte,
“tomara” una esquina y ahí “manifestara” su quehacer.
Beatriz y demás compañeros de la Unicach desarrollaron El Carretón de la Lectura,
proyecto que ya estaba en papel y que ese momento era el ideal para
desarrollarlo; el apoyo consistía en aportarles la materia prima para
realizarlo. La experiencia duró dos días, de los tres que en un
principio anunciaba la convocatoria, ya que los organizadores para el
segundo día se ausentaron dejándolos sin sillas, y demás materiales,
pero eso no coartó sus ideales, la idea estaba en marcha.
Y vaya que el Carretón no ha frenado su andar. Va para los siete
años de recorrido, y ha viajado al interior del estado. La vocación de
maestra, de su fundadora, ha traspasado los trámites burocráticos y de
jubilación. Ahora que es abuela el sentido de trascender a través de la
literatura se ha intensificado.
La inquietud surgió al ver los libros del Rincón de la Lectura que la Secretaría de Educación Pública reparte,
a lo ancho y largo del país, “guardados” por los maestros para que los
alumnos no los usaran, “no se fueran a perder”, tuvo la convicción de
romper esos paradigmas y realmente crear una sala funcional de lectura,
sin convenciones ni limitantes, que fuera ambulante y que a la vez
aportara identidad, por eso el carretón tiene una mascota Pascualito de El Carretón, ya que alude a la leyenda popular tuxtleca, pero él, en contraparte, los quiere a todos muy vivos.
“Lo que más me regalan son libros, he llegado a tener aproximadamente
5 mil”, las gestiones de combustibles y otros materiales, no entran en
la concepción de promoción de la lectura entre las instituciones
culturales, pero su formación académica le ha dado las bases para ganar
dos veces el estímulo PACMYC (Programa de Apoyo a las Culturas Municipales y Comunitarias).
A la maestra jubilada y licenciada en Gestión de las Artes, no la
intimidan los cambios gubernamentales, los humores de los funcionarios o
la respuesta de “no hay presupuesto para eso”, le mueve el amor por la
promoción de la lectura y como afirma “desde historietas de Memín Pingüin hasta el Quijote de la Mancha,
se encuentra en el Carretón, incluyendo a autores locales”, para ella
lo importante es llegar a quien no tiene acceso a los libros.
“Para mí no hay literatura chatarra, lo que importa es que el niño o
el adulto que jamás se ha interesado por la lectura, lea; con el paso
del tiempo elegirá lo que más le guste y comenzará a sustituir los
libros que ya no le llenen”. Sin duda, Beatriz Espinosa es un referente
en la promoción de la lectura en Chiapas, de manera independiente es un
ejemplo de tenacidad que ha dejado huella en la mente soñadora de niños y
adultos.
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