martes, 22 de octubre de 2013

Posibilita era digital crear gran mercado editorial



Panamá.- La revolución digital posibilita crear un "gran mercado editorial en español", pero este cambio debe incluir a la mayoría de quienes hablan la lengua, dijo el director del Fondo de Cultura Económica (FCE) de México, José Carreño Carlón.

Por la creciente tendencia a la virtualización del libro, "ahora sí se puede aspirar a construir un verdadero gran mercado editorial en español, en lugar de las decenas de raquíticos mercados locales con baja interacción entre ellos", dijo el académico.

Carreño, quien participó en un panel sobre la Cadena del Libro en la segunda de cuatro jornadas del VI Congreso Internacional de la Lengua Española, señaló que la tecnología quitó cadenas a la forma de organizar, producir y distribuir conocimiento.

En el caso del FCE, Carreño precisó a Notimex que este año tiene un catálogo electrónico de 500 autores, el cual aumentará a mil el próximo año y a cinco mil en los próximos cinco años.

Señaló que ese podría ser el camino para dar marcha atrás en el fenómeno cultural de que en Latinoamérica, los autores de un país son desconocidos en otro, porque "los escritores viajan más que los libros".

"Es importantísimo el reto que tenemos de hacer un verdadero mercado de libros, de contenidos, aprovechando las nuevas plataformas electrónicas. La digitalización puede propiciar, generar ese gran mercado", abundó.

La pregunta es "si estos cambios incidirán esta vez en una América Hispana, con algunos de los más bajos índices de lectura a pesar de la acumulación de cambios tecnológicos, que en los cinco siglos anteriores propiciaron la masificación de la lectura a escala planetaria", añadió.

El periodista mexicano consideró necesario transformar a las librerías y bibliotecas "en centros de encuentro presencial o virtual de esta nueva esfera pública constituida por los habitantes del mundo digital".

"A la vez, deben constituirse en verdaderas escuelas de alfabetización digital, si de verdad nos proponemos que esta nueva revolución tecnológica del libro y la cultura no excluya, como las anteriores, a la mayoría de los hispanohablantes", advirtió.

Resaltó que aunque han pasado más de 500 años desde la aparición de la imprenta, "hay regiones lingüísticas como la nuestra que permanecen entre los últimos lugares de lectura de libros en el mundo".

Señaló que se requieren medidas desde los sistemas educativos, de las instituciones de cultura y de la propia industria editorial para impedir "una nueva era de frustración, sin mayores consecuencias en la activación de los hábitos de lectura".

Explicó que en muchos hogares, los únicos libros que tendrán serán los textos entregados por el Estado, pero "el problema es que con frecuencia no se pasa de allí".

Ello porque "las políticas educativas y las industrias editoriales, ancladas en la oferta de textos escolares, han reducido la demanda por el libro a motivaciones limitadas: a cumplir exigencias escolares, o más tarde laborales".

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