lunes, 22 de abril de 2013

“Un niño que no ve leer a sus papás nunca se va a acercar a los libros”




La única forma de incrementar el número de lectores en México es mejorando la educación pública, pero también es importante tener padres lectores, es decir, que los niños vean a sus padres leer porque eso les puede incitar la búsqueda de libros. Un niño que nunca ve leer a sus padres nunca se va a acercar a los libros, aseguró el escritor Enrique Serna, durante el evento de lectura pública con motivo del Día Internacional del Libro, celebrado ayer en el Jardín Hidalgo de Coyoacán, y en el que diversos artistas dramatizaron cuentos de este escritor así como de Vicente Quirarte, Ana García Bergua, Bernardo Esquinca y Toño Malpica.

“Hay que mejorar la educación pública, actualmente hay una gran lucha política para la reforma educativa con esa finalidad, que espero fructifique y aunque soy bastante escéptico, ojalá eso camine”, añadió el autor de La sangre erguida, El seductor de la patria y El orgasmógrafo. Y aunque destacó que existen maestros que no leen, lo importante es quitar el enfoque de que la lectura es un deber, porque la lectura es un placer.

Minutos antes de que la actriz Martha Mariana Castro leyera el cuento La incondicional –la lectura más aplaudida por el público–, contenido en la obra más reciente de Enrique Serna: La Ternura Caníbal, el escritor mexicano calificó como magnífica la campaña de que los libros salgan a las plazas públicas y sean dramatizados en voz de actores para despertar en el público la curiosidad de leer las obras que escuchen.

“Lo que necesitamos es que la gente sepa que tiene otras opciones de entretenimiento aparte de la televisión y cine, porque lectura es una de las más enriquecedoras y puede abrir un horizonte cultural a la gente”, señaló.

Durante la celebración organizada por las editoriales Almadía, El Naranjo, Páginas de espuma, Colofón y Círculo Azteca, también estuvo presente Vicente Quirarte, quien expresó que recordar a autores notables y celebrar un Día Internacional del Libro es sinónimo de recuperar la memoria de ese ser en peligro de extinción y sin embargo, con una vida tan vigente como lo es el libro.
 
“Yo creo que a pesar de los métodos nuevos de información y transmisión de conocimiento, el libro es la única criatura que ha demostrado después de cinco siglos de existencia que sigue vigente, con sus palabras, tinta e imágenes”, indicó el escritor, quien junto con Bernardo Esquinca, escuchó la lectura del cuento La Llorona, de su libro Ciudad Fantasma.

MÁS LECTURA. La primera escritora en subir al pódium montado frente al edificio delegacional de Coyoacán, fue Ana García Bergua, narradora que escuchó de Héctor Bonilla su cuento Bigamia del libro Edificio, y en donde expresó que todos los días deberían de ser el Día Mundial del Libro. También celebró que cada vez más instituciones se sumen a la iniciativa de fomentar la lectura, en especial, al cuento.

“Aunque las cifras de lectura en México son muy desfavorables, yo creo que la lectura viene a la par de la educación y más que difundirla (la lectura) como una actividad, debería ir junto (con la educación). Los escritores hacemos nuestra contribución, pero también espero que del lado del gobierno haya más énfasis en el aspecto de la educación como un factor de empoderamiento de las personas”, comentó.

Al respecto, Bernardo Esquinca opinó que si bien los números de lectura a nivel nacional no dan motivos para celebrar, consideró que tanto escritores como editores y promotores deben unir fuerzas para sumar cada vez más adeptos a los libros. “En el país como el que tenemos: caótico, violento, individualista y poco solidario, la creación nos puede volver mejores personas, tender lazos y sobretodo tener una concepción más amplia del mundo. Una persona que lee quizá no va a obtener respuestas pero sí preguntas y eso enriquece su mente”.

Para el autor de La octava plaga y Los niños de paja, el problema de lectura también radica en la educación básica, pues “a veces vacunan a muchos lectores, desde las escuelas, con lecturas que no son adecuadas. Por ejemplo, en la secundaria te ponen a leer la Ilíada y eso lejos de estimularte te aleja; como joven te gustaría leer a José Agustín o Juan Villoro, quienes te habla de tu mundo”.

Esquinca finalizó diciendo que con ese tipo de libros se vacuna a la gente contra la lectura, por lo que en su opinión, debería haber programas más adecuados de acercamiento a la lectura para que los lectores tengan un proceso de maduración con obras más cercanas a ellos.

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