miércoles, 28 de agosto de 2013

Lectura y escritura



HERNÁN BECERRA PINO



 






El que lee (sobre todo novela, cuento y poesía) aprende a imaginar y el que estudia aprende a pensar. Esto lo aprendí en Francia. El maestro y después una maestra nos lo repetían con cierta insistencia. Cuánta razón tenían mis queridos maestros de la Sorbona de París. Por eso ahora les insisto a mis alumnos -con cierto fervor de Buenos Aires para evocar a Jorge Luis Borges- que leer no es estudiar. Tú puedes leer una novela de Mario Bennedetti o de Machado do Assis..., y lo lees una vez y con profundo placer. El objetivo de la lectura de novela, cuentos y poesía es por placer, eso lo tengo muy claro.

Estudiar es otra cosa, y para lograr un estudio a profundidad, como dicen los franceses, es necesario leer varias veces una lectura recomendada por la academia. También si quieres reseñar un libro que publicará el periódico Reforma o La Jornada, ya no se diga la Revista de la Universidad, se sugiere las siete lecturas. La primera lectura es exploratoria, lees con rapidez el texto. Si tienes conocimiento de lectura rápida, mejor. Esta técnica que aprendí en un "Curso de lectura rápida" dice, utiliza un lápiz o una regla de madera y vas bajando el instrumento casi en medio de la página, tirando a la parte izquierda, hasta que terminas la hoja. Luego sigues de esta manera en la página que sigue, y así hasta que finalizas tu lectura recomendada o parte de un libro. Así se trabaja en la academia. Es un poco complicado que un alumno se lea el libro completo, aunque esto sea lo recomendable pero ni hay tiempo ni dinero.

La segunda lectura vas buscando comprender, qué quiso decir el autor. "Se entiende lo que no se comprende", decía Max Weber en una de sus obras. El entendimiento lo vas a tener al principio pero conforme le des más lecturas al texto vas a llegar a su comprensión. Y qué es la comprensión, "es lo causalmente adecuado y adecuado en la esfera de la significación", dice nuestro autor alemán. Es eso, buscar la significación. Si tú, estimado alumno, llegas a la significación en la segunda lectura te felicito. Pero repito, yo sería de la idea de que hay que darle varias revisiones. Para tu trabajo académico dale por lo menos tres o cuatro lecturas, pero si vas a hacer una reseña o un ensayo que se van a publicar en una prestigiada revista académica o en un periódico nacional, pues dale las siete lecturas.

Recapitulando me atrevo a decir, que nunca te quedes con la primera lectura, eso se deja para una novela, para un trabajo universitario dale por lo menos tres, no menos de eso. Lo ideal serían tres o cuatro lecturas para ti estimado alumnito.

Quieres ser un buen profesional pues lee y estudia. Ya ahora sabes la diferencia entre leer y estudiar, parece lo mismo pero no lo es tanto. El que lee imagina el que estudia aprende.

Se sale de la seudoconcreción y se pasa (se llega) a la concreción mediante el estudio con enjundia y perseverancia no hay de otra.

Por eso, repito, quieres obtener un resultado exitoso en la academia nunca des menos de tres o cuatro lecturas. Quieres ser brillante en tu trabajo de difusión profesional dale las siete lecturas de rigor.

Otra cuestión importante es dejar en remojo tus textos. Escribe y deja tus textos reposar. Al otro día verás con otros ojos, más inteligentes desde luego, lo que escribiste la noche anterior. Les harás modificaciones y lo dejarás bien acicalados. Como en una peluquería o en una estética. Es la mejor manera de mejorar tus textos, ¿acaso hay otra?

Con el tiempo volverás a tus lecturas de juventud. "Releer es más importante que leer", decía Octavio Paz. El Premio Nobel de literatura mexicano confesaba que cuando releemos es cuando es señal que vamos llegando a la vejez o a la madurez si todavía se es joven. ¡Qué tal!

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