jueves, 30 de mayo de 2013

Agustín Duvalier, heredero de la devoción por las letras



 
El Heraldo de Chiapas
29 de mayo de 2013

Inducido por su padre Armando Duvalier, una de las voces literarias más importantes de Chiapas, Agustín Duvalier anuncia el origen de uno de los periodistas más prolíficos del estado que ha incursionado en diversos ámbitos, de los que destacan la política y la cultura.

Las letras, las que brotaron del periodismo y de la literatura forjaron un espíritu ávido de conocer y de informar. Agustín Duvalier inició en 1963 como corrector de pruebas en el antiguo periódico El Heraldo y "vaciando los telegramas de Presidencia de la República, trabajando con Carlos Ruiseñor Esquinca".

En 1964, durante la segunda época de La Tribuna, Agustín Duvalier trabajó como reportero hasta 1968. En el año 1969 se traslada a la Ciudad de México donde estudia Periodismo en el Centro de Estudios Avanzados Carlos Septién García.

Años más tarde, en su regreso a Chiapas Agustín Duvalier fue corresponsal del periódico Novedades para el suplemento "'México en la Cultura', que era el más importante en su tiempo", expresa el maestro. Fue también corresponsal de Infomex, la primera agencia noticiosa mexicana; así como del rotativo El Día.

Entre sus más importantes méritos destaca el haber obtenido su primer nombramiento como jefe de prensa a la edad de 16 años, puesto que ha ejercido en diversas dependencias a lo largo de su vida. Asimismo participó en la fundación del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), al crear junto a Manuel Buendía el primer equipo de prensa, con quien organizó la Reunión Mundial sobre la Ciencia del Hombre, evento que reunió a nueve premios Nobel. De igual forma, fue cofundador del Centro de Investigaciones Ecológicas del Sureste (CIES), hoy Ecosur, proyecto UNAM-Conacyt.

Muchos son los datos y las historias que reposan en el recuerdo de don Agustín; sin embargo, existe un hecho que ocupa un lugar especial en la memoria periodística de Duvalier, pues en 1969 ganó la exclusiva mundial en el programa "Diario Nescafé" con Jacobo Zabludovsky, en Canal 4, al dar a conocer que las cenizas del novelista B. Traven, (autor de Macario, Canasta de cuentos mexicanos, Rosa Blanca, entre otras inmortalizadas en la Época de Oro del cine mexicano) recién fallecido, se traían a esparcir a la selva de Chiapas, un lugar de gran aprecio para el escritor.

"Ésa fue una voluntad de Traven en vida, y lo más importante fue que se cumplió. Las cenizas se trajeron acá y hubo un acto del Seminario de Cultura Mexicana que entonces presidía el doctor José Luis Esquinca Méndez, en el Palacio Municipal, y al día siguiente se fueron con Rosa Elena Luján, la viuda de Traven en un vuelo de avioneta a la selva a esparcir las cenizas", recuerda.

"Mi papá decía una cosa muy importante que hay que reconocer, Chiapas le debe un gran homenaje a Traven porque él metió a Chiapas en la literatura mundial, él escribió La rebelión de los colgados, también escribió sobre la cuestión zapatista en El General (Tierra y libertad), o aquella gran novela El puente en la selva, entre muchas otras. Se le debe ese gran homenaje a Traven por el gran valor de su obra, por su aportación de haber metido a Chiapas en la literatura mundial", asevera.

Sobre el personaje central de aquella exclusiva, aclara: "Yo no conocí a Traven, él fue toda una historia, una incógnita... Fue un gran escritor, un novelista, hay que conocerlo, hay que aprender a Traven".

La carrera de Agustín Duvalier se nutrió del ambiente poético que le ofrecían sus padres, el cual no sólo se reflejaba en los libros que lo rodeaban y que leía, sino que también le brindó la convivencia con memorables personajes como Rosario Castellanos, Jaime Sabines, Enoch Cancino, por mencionar algunos, de quienes en su labor como periodista tuvo que dar a conocer la noticia de su muerte.

La noticia del fallecimiento de Rosario Castellanos la informaría a través de la radio, en Reporteros en Acción, noticiero transmitido durante 35 años y dirigido por Augusto Solórzano López, de los cuales 33 contaron con la colaboración de don Agustín. "Yo mandé un promedio de 30 notas en un día", desde México, comenta. "Desde la noticia de su muerte, cubrimos toda la actividad en el DF, de que llegaban los restos en un vuelo de Sabena, Tel Aviv- Bruselas-México, al aeropuerto a las seis de la mañana".

A partir de ese momento Duvalier seguiría el rastro de la noticia que lo llevaría por la agencia funeraria Gayosso de Sullivan y más tarde al homenaje en Bellas Artes que contó con la asistencia del entonces presidente Echeverría, hasta concluir la cobertura con el sepelio en la Rotonda de los Hombres Ilustres (hoy Rotonda de las Personas Ilustres), en el Panteón Civil de Dolores.

Sobre la autora de Balún Canán conserva en su memoria una anécdota que data de 1971, cuando don Agustín participó como asesor en el programa "El Gran Premio de los 64 mil" que conducía Pedro Ferriz Santa Cruz donde ganó, junto a su concursante, con el tema "Vida y obra de Rosario Castellanos". "Eso acrecentó mi amistad con Chayito y en agradecimiento me dedicó inmerecidamente el único poema clasicista que hizo: Lamentación de Dido."

"Ella fue una amistad cercana de mis papás, sobre todo de mi madre", Carmen Haro Cajiga "y yo conocía toda su vida y obra". "Cuando a Chayito le entregó Echeverría el Premio Sourasky en Palacio Nacional, ella llevó como invitada a mi mamá." Con respecto a la noticia de la muerte del poeta mayor de Chiapas, platica que "me tocó escribir algo sobre Jaime Sabines, era imprescindible hacerlo, más que como periodista, como chiapaneco".

A sus 66 años, reflexiona que "lo importante es que de las cosas que hemos hecho en la vida, hay algunas que se reconocen, por eso me dijo una amiga en México: no sólo tienes 50 años como periodista, tienes 42 en las relaciones públicas mexicanas". "Hay una maestra que me dice Agustín ustedes son los abuelos de las relaciones públicas mexicanas".

Cinco décadas de periodismo han quedado grabadas en su memoria, una memoria que goza de una lucidez que en la actualidad continúa iluminando a generaciones. Además afirma que "como periodista tengo un archivo político, local y nacional, de 60 años, porque un periodista debe documentarse para escribir".

Fiel a su oficio, la contribución de don Agustín Duvalier es la misma aportación que, en su opinión, brinda el periodismo a la sociedad: "crear y difundir todo lo positivo para enriquecer la convivencia humana armónica".

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